Sentir rechazo social puede causar graves consecuencias en la salud mental, es por ello, que muchos intentan a toda costa evitar el oscuro sentimiento de desprecio.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que entre el 3-13% de la población mundial sufre de fobia social, ya que cuando la necesidad de aceptación social se sobredimensiona, se experimenta un profundo miedo al rechazo social que en algunos casos puede llegar a transformarse en una fobia.
La doctora Martina Wicklein, profesora de Neurociencia en el University College de Londres, explica que “el dolor causado por el rechazo social es similar al dolor físico y ambos son procesados en la misma región del cerebro. Recordamos el dolor emocional durante un tiempo mayor y con más detalle que el dolor físico, lo cual tiene sentido dado que somos animales sociales. Los contextos sociales y los rechazos son matizados,por lo tanto, sería importante ser capaces de revivir el escenario completo para analizarlo y compararlo con lo que está ocurriendo en el momento».
Superar los miedos
El tratamiento del miedo al rechazo social se centra, en un primer momento, en detectar de dónde proviene ese temor y, en un segundo momento, en eliminarlo. Cuando la persona se siente rechazada, la tendencia más habitual es la evitación, básicamente en dos áreas:
- Internamente: intentando no pensar en lo que duele, minimizando lo que ha pasado o procurando bloquear el recuerdo. Si no se atiende lo que pasó no solo se hace la herida más profunda, también impide abordarlo y reconstruir.
- Externamente: apartándose de los demás, huir. Este repliegue no solo nos impide hacer frente al problema, sino que además nos victimizamos a nosotros mismos: no solo nos marginan los de fuera, sino que también nos auto marginamos a nosotros mismos, lo que nos hace sentir doblemente mal. La evitación hace que entremos en un círculo vicioso en el que, a mayor profundidad de la herida, mayor probabilidad hay de ser rechazado o de rechazar a los demás.
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