El bochornoso espectáculo que protagonizaron un familiar de paciente y un médico del Hospital General de San Lorenzo (HGSL) no sorprende en absoluto, sobre todo por la lamentable imagen que viene arrastrando el hospital, dirigido por el Dr. Luis Prats. Sería oportuno que el Ministerio de Salud eche una mirada a la deficiente gestión del cuestionado director, que ni siquiera puede mantener el hospital limpio y ordenado, también que audite su administración financiera.
El pasado 17 de agosto del corriente año una vez más el Hospital General de San Lorenzo (HGSL) dio de que hablar, lamentablemente. Un familiar de paciente y un médico «resolvieron la dolencia» de la paciente a golpes. Un asunto que amerita sumario.
El bochornoso espectáculo es sin lugar a dudas resultado de la deficiente gestión de su director, Luis Prats, quien hace tiempo es blanco de criticas por no atender los reclamos de los usuarios.
El polémico caso confirma dos cuestiones: primero, la falta de una gestión integral del director y, segundo, que el médico no está en lo más mínimo preparado para tratar con pacientes o familiares conflictivos, algo que, por obvias razones, en toda institución debe de saberse administrar, sobre todo en las admisiones y urgencias de hospitales, donde la sensibilidad es alta.
En el año 2019 (a casi un año de la gestión de Prats) conforme a la inquietud de pacientes, en un editorial hemos pedido que se mejore la atención, que haya calidad y calidez. Por supuesto, nada ha cambiado, basta con tan solo mirar las quejas en redes sociales.
El aplazado director viene arrastrando cuestionamientos de todo tipo, falta de una adecuada organización, la politización del hospital, maltrato a la exadministradora del Consejo Local de Salud, Rossana Cáceres; desprecio a un sector de la prensa local, entre otros.
Sería oportuno que el Ministerio de Salud eche una mirada a la deficiente gestión del director Luis Prats, que ni siquiera puede mantener el hospital limpio y ordenado; también que audite su administración financiera, por ejemplo, dónde invirtió la primera transferencia del ministerio, unos 45 millones del periodo 2022; el manejo de la «caja chica»; además, por qué tanto deseo en reparar las camas hospitalarias y no solicitar una nueva, cuáles fueron las empresas beneficiadas y su vínculo con las mismas, pagos que fueron solicitados el año pasado al Consejo Local de Salud, igualmente este año.
Estas cuestiones ilustran la pésima gestión del director que atentan contra la salud de la ciudadanía y que urgen correcciones y aclaraciones.
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