Tomado del libro “Vivencias Sanlorenzanas”, de Juan Carlos Acosta. El escritor revela los orígenes del nombre del barrio, además de, algunos personaje que contribuyeron con el bienestar de la comunidad.
Según algunos datos que nos acercaron en el Barrio Capellanía, en la época de los jesuitas, en dicho lugar se encontraba la casa del Capellán que estaba encargado del área que correspondía a San Lorenzo. De ahí viene el nombre de Capellanía, este hecho muchas veces es desconocido para muchos sanlorenzanos, incluso para los propios pobladores del lugar.
Y a propósito de pobladores de Capellanía, durante muchos años ejerció la presidencia de la subseccional 7 del Partido Colorado el señor Julián Sotelo, quien a su vez fue uno de los propulsores para abrir calles del mencionado barrio, hecho que le llevó a enfrentar muchas situaciones, que alcanzaron ribetes tragicómicos, porque en la época no todos querían dar partes de su terrenos para abrir las calles que no existían en la zona, ya que solamente se podía transitar a través de picadas o los famosos “Tape po’i”. Y en vista de esta preocupación y la remota posibilidad de que lleguen al lugar los adelantos que los tiempos traían, Julián Sotelo tuvo que enfrentarse incluso con los potentados de la época en la referida zona, algunos alemanes como Don Kumanich, que se negaban tenazmente a dar paso al progreso, como asimismo los propios vecinos criollos que veían esto como una amenaza a sus propiedades.
De cualquier manera, luego de varios intentos se fueron alcanzando los objetivos para llegar a los que actualmente representa el Barrio Capellanía, dentro del contexto sanlorenzano, convirtiéndose así en una laboriosa comunidad que dio paso a la civilización, gracias al esfuerzo de aquellos hombres y mujeres que decidieron dar todo lo mejor de sus esfuerzos para así lograr el presente del que hoy disfrutan todos sus habitantes.
Cabe agregar que en la entrada del colectivo 45 en el Km. 10, a pocos metros se encuentra un puente, que tiene su historia, ya que dicho lugar cuando llovía se convertía en raudal imposible de cruzar, hasta que un sector de los vecinos, encabezado por Julián Sotelo, decide la construcción del puente, porque en cada lluvia dejaba totalmente aislada a toda la comunidad, pero paradójicamente había otro sector de vecinos que se oponía a dicha construcción. Podríamos decir que estos hechos reflejan también de alguna manera esa particular forma de pensar del ser humano, que muchas veces resalta su miseria a través de esa curiosa dualidad de criterios que a veces tiene el hombre con respecto a una cuestión que atañe a toda la comunidad, incluso en más de una oportunidad, esta dualidad de criterios de los vecinos hizo que nuestra ciudad haya permanecido por mucho tiempo postergada y no se ha podido desarrollar quizás mucho mejor de lo que hoy presenta esta querida comunidad. Por eso desde aquí, nuestro reconocimiento a aquellos anónimos vecinos que a pesar de las trabas y la desaprensión de los sectores negativos, han logrado llevar adelante ese propósito de desarrollo y progreso que soñaron para su comunidad; personas como Don Julián Sotelo, allá en la meritoria comunidad de Capellanía.
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