De la ilusión a la decepción total. El Rayadito jugó su última chance de pelear por el ascenso a Primera División, pero el equipo hizo todo lo posible para no lograr el resultado necesario, perdiendo por goleada 3-0 ante Martín Ledesma, mientras que Luqueño ganó y quedó a un paso de ser el segundo ascendido. Cuando las cosas se hacen mal, te tienen que salir mal.
Por fin se acabó el calvario. Lo que para muchos era una ilusión, para otros era una posibilidad muy pequeña. Con tantos tropiezos era difícil creer que el objetivo podía darse, pero las matemáticas existen, y éstas nos indicaban de que con una serie de resultados, de que si Sanlo ganaba, y Luqueño perdía, y a la fecha siguiente se enfrentaban y que esto y aquello… basta.
San Lorenzo tenía una chance. Con todo lo mal que venía haciendo las cosas, tuvo una última posibilidad. Debía ganar y punto, y no pudo hacerlo. Como no pudo ganar partidos que increíblemente no supo cómo. Contra rivales relativamente inferiores.
Hoy fue una de esas veces en las que se confió en un equipo que no es para nada confiable. Que hizo una brillante primera rueda, pero en la segunda ya evidenciaba que la nafta ya no le daba, y así y todo, llegó hasta esta jornada con una considerable chance.
Si llegábamos a la fecha siguiente con los cálculos que hacíamos y San Lorenzo enfrentaba ante Luqueño, lo normal debía ser que un equipo con semejante envión anímico lo pase por encima con categoría. Pero con la frialdad con la que encararon tantos partidos claves, ¿cómo es que pudimos considerar que tal cosa podría ocurrir? ¿Sobre qué cimentamos esa posibilidad?
No hay explicación y lo más fácil es decir que esto es fútbol. Pero el fútbol no puede ser siempre basado en las matemáticas. Si el equipo pecho frío este no pudo con River, si no pudo con Santaní, 3 de Febrero, Fernando… ¿Por qué debíamos creer que podían ganarle a Luqueño y a Trinidense en las dos últimas fechas.
Lo más simpático que algunos especulaban que como Trinidense ya llegaba a la última fecha ascendido capaz y facilitaban el partido, pero si te pones a pensar, quizá eso realmente era más posible antes que San Lorenzo gane por ser mejor equipo, o por actitud, o por «huevos», porque esas cosas no las tuvo en los momentos vitales de este torneo.
Se empezó el proceso con un buen entrenador, que bien o mal logró llevar al equipo en la punta del torneo, y se lo cambió para traer a un verde en el cargo. Se mantuvo a jugadores que ya el año pasado no rindieron, se dejó ir a un gran goleador y no le encontraron un sustituto decente. Trajeron a ex jugadores que eligieron irse a otros equipos y como no tuvieron chances tuvieron que volver. Y bueno, qué otra cosa se podía esperar.
San Lorenzo está donde merece estar, porque desde el 2020 viene haciendo las cosas mal, dando pena futbolísticamente en Primera División, pidiendo que nos salvaran porque por pandemia no se había jugado la Intermedia. Al año siguiente no aprovecharon las tres plazas y media, y este año dejaron que el sueño de volver a Primera sea ejecutado con un plantel de jugadores acorde a lo que se terminó logrando.
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