Hay tanto de nuestra historia, pero poco se sabe que, si no fuera por los aportes de nuestros siempre promotores culturales como Silvio Avalos Sánchez que honran con su dedicación a la cultura local, ¿qué sería de nuestra historia? Estas contribuciones constituyen un gran aporte para nuestra sociedad y un ejemplo para quienes deberían de promover constantemente.
Este mes recordamos los 247 años de fundación de la ciudad y 1764 años del martirio del diácono San Lorenzo, con varias actividades que van terminando, aunque las actividades oficiales concluyeron el pasado 27 de agosto.
Por ese motivo, vimos a lo largo del presente mes a los señores Silvio Avalos Sánchez y Olavo Ferreira aportar con sus relatos históricos de la ciudad en distintas actividades, sobre todo a Silvio, uno de ellos organizado por el Rotary Club San Lorenzo en el Centro Cultural Estación del Tren Lechero.
También estuvieron aportando activamente antes el abogado Juan Ramón Villalba, «Papachin», y el historiador Luis Verón.
Por otro lado, vale la pena recordar que, ante las disparatadas de las autoridades municipales de turno, los mismos han sentado postura como fue el reciente caso de instalar en el Tren Lechero «oficinas con objetivos absolutamente ajenos». Por entonces calificaba Silvio como un «verdadero bochorno».
Estas contribuciones constituyen un gran aporte para nuestra sociedad que cada vez se ve más alejado de las actividades tradicionales y de nuestra historia que, si no fuera por los mencionados agentes culturales poco hubiéramos sabido de nuestra historia, ya que, la Dirección de Cultura de la Municipalidad sigue tan aplazada en estos temas, conforme a la Ley Orgánica Municipal.
Estas charlas permiten ver cómo funcionaban las personas y la sociedad, plantean cómo son las situaciones de las personas de aquellos tiempos y lugares. Cómo evolucionamos, las huellas en las disciplinas culturales, por ejemplo, la iglesia catedral y el olvidado Ykuá Cañón. También saber de algunos elementos intangibles que por mucho tiempo fueron tradiciones como el baile oficial.
Y si se ahonda suficientemente en las raíces de esos relatos, mediante un estudio, se podría apreciar mejor nuestra identidad, nuestro sentido de pertenencia.
Desde esta columna editorial, vayan nuestros saludos, admiración, gratitud, a estos promotores de nuestra historia que honran a la cultura local.
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