A medida que una persona va creciendo, la salud va demandando cada vez más cuidados y precauciones. Eso es debido a que aumenta en edad, el cuerpo se vuelve más susceptible a enfermedades o lesiones.
Así las cosas, la duda sobre gozar de buena salud a lo largo de la vida es inevitable para muchas personas. Es por ello que, sobre todo en el presente, los hábitos de rutina y de consumo tienen la lupa encima por parte de científicos especializados en temas de la vida sana y la vitalidad.
Ante este escenario, debe tener en cuenta algunos de los siguientes aspectos si para usted es una prioridad tener un estado de salud favorable en un futuro, sea a corto, mediano o largo plazo.
Respirar con la boca abierta
Es común que en las disciplinas deportivas sea una regla de oro tener una buena respiración al momento de hacer actividad física, con el objetivo de que el cuerpo se demore más en fatigarse, además de favorecer la oxigenación de la sangre y el cerebro.
No obstante, muchas personas tienen la mala costumbre de respirar por la boca abierta, lo cual no solo es un método antinatural de respiración, sino que puede afectar paulatinamente la proporción de la quijada, la papada y la configuración de la laringe y la tráquea, lo que puede conllevar a problemas respiratorios en un futuro.
«Quienes respiran por la boca también tienen mayores probabilidades de experimentar problemas digestivos, fatiga crónica, dolores de cabeza al despertar y garganta irritada», aseguró el portal especializado en salud Banner Health.
Comer pan blanco
Es muy común que los adultos mayores tengan la costumbre de consumir pan integral en vez del blanco. La razón de ello es que el pan blanco es alto en azúcares, lo cual puede ser perjudicial para los que tengan antecedentes diabéticos o hipoglicémicos.
Así mismo, el nivel de fibra del pan blanco es considerablemente menor al que tienen otras harinas. Este nutriente es importante, ya que fortalece el sistema inmunológico, el cual se encarga de proteger al cuerpo de patologías a lo largo de la vida de una persona.
«El pan, sobre todo el blanco industrial, es un alimento muy pobre en nutrientes. Durante el proceso de refinamiento al que es sometido pierde muchas de sus propiedades, ya que se le retira el germen de trigo y el salvado», aseguró el portal de salud Mejor con Salud, del diario AS.
Tomar mucho café
El consumo de café es muy común en oficinas, universidades, y demás espacios laborales. Esto es debido a que tiene un componente que ayuda a tener un envión enérgico que favorece la carga laboral o académica del día a día.
No obstante, la tolerancia hacia los productos que poseen cafeína varía según la genética y los hábitos de consumo de cada individuo. Uno de los efectos secundarios del hábito de tomar café, sobre todo después del mediodía, es afectar negativamente la capacidad de conciliar el sueño, tal como asegura un estudio publicado en el portal Sleep Medicine Reviews.
Usar bastante el microondas
El horno microondas surgió como un intento de solución para aquellas personas que desean cocinar o recalentar alimentos de forma rápida. Se volvió un electrodoméstico tan importante que ya es infaltable en cualquier hogar o empresa.
Sin embargo, lo cierto es que el uso excesivo del microondas puede significar un aumento en los niveles de sodio (sal) y grasas en el cuerpo, lo que puede contribuir a padecer diabetes o hipertensión durante los últimos años de vida de la persona.
«Los microondas son parte de las ondas electromagnéticas a las que estamos expuestos a diario. Cuando horneas pan, estás expuesto a ondas electromagnéticas y energía infrarroja de los elementos que generan calor del horno. Incluso la gente intercambia ondas radioactivas entre sí», explicó Juming Tang, profesor de Ingeniería de Alimentos de la Universidad del Estado de Washington, a la agencia BBC.
Tomar demasiado sol
Es sabido que la luz solar aporta nutrientes como la vitamina D. Sin embargo, la exposición excesiva a los rayos ultravioletas provenientes de la estrella madre del sistema solar puede conllevar a tener efectos negativos en la piel, tal como la estimulación de células cancerígenas, manchas, sequedad o envejecimiento prematuro de la epidermis.
«Las personas de cualquier edad y tonos de piel deben limitar la cantidad de tiempo que pasan al sol. En especial, evite estar al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde», asegura el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos.
Pasar demasiado tiempo sentado
A veces, la acción de sentarse representa un momento de reposo del cuerpo luego de un trabajo arduo. No obstante, el quedarse sentado por mucho tiempo puede ser, primero, un mal indicio sobre cómo el cuerpo se acostumbra al sedentarismo.
Lo recomendable es buscar diferentes formas de mantener el cuerpo activo y que esas actividades involucren movimiento; sea hacer deporte, caminar, trotar, subir escaleras en vez de utilizar el ascensor, pues a medida que van avanzando los años, los huesos necesitan mantener actividad para que el desgaste natural por la edad sea menos fuerte.
Tener la costumbre de estar sentado por mucho tiempo puede afectar la circulación, la oxigenación del cerebro, la pérdida de fuerza, la lentitud en el ritmo cardíaco y la postura, así como el debilitamiento óseo y muscular.
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