El Rayadito volvió a decepcionar en su intento por meterse nuevamente en la pelea, y con un amargo empate sin goles ante Pastoreo, las cosas se le complican de vuelta. Pero más allá de los puntos que ya se perdieron, de los que se siguen perdiendo y de lo complicada que estaba la clasificación desde que asumió Hugo Ovelar como DT; ellos, los «patrones» dirigentes, quienes se encargan de consolidar un plantel que no está a la altura, hacen que el objetivo de ascender, si es que realmente hay uno, se haga cada vez menos posible.
Por Sergio Velázquez
Lograr un ascenso, a la categoría que sea, es de lo más difícil que hay en el fútbol paraguayo. No es una exageración, conseguir subir de categoría y más estando en Intermedia es un objetivo que se alcanza con muchísimo esfuerzo y cuesta más que, por ejemplo, clasificar a una competencia internacional. Porque cuando subís a Primera todo se te hace un poco más fácil ante tanta disparidad en la competencia, y donde hay ocho; sí, hay ocho cupos para torneos internacionales con doce equipos disputándola.
En cambio, en Intermedia hay solo dos cupos para subir a Primera y son 16 equipos que la disputan. Y ni hablar de las feas canchas, de los viajes largos, de esas cosas raras que pasan, a veces a favor y otras en contra. Todo eso, es indiscutible: una vez más, ascender a Primera es dificilísimo y quienes lo logren debe recibir todos los reconocimientos, y alguna vez la APF tendría que premiarlos con un año de permanencia garantizado como para consolidar algunas bases. Pero pea otro asunto.
Dicho eso, dejando en claro tanta dificultad, en San Lorenzo todos lo hacen más difícil. Empezando por los dirigentes, por su presidente Ramón Delgado, quienes quieren hacer creer a su ingenua afición, que es un club competitivo y que el objetivo es siempre ascender a Primera. ¿Cómo pretender pelearlo en estas condiciones?
¿Qué armas tenés para ir a pelear semejante batalla? ¿Cambiando de entrenador para bajarle precio a la responsabilidad dirigencial? ¿Trayendo una y otra vez jugadores reciclados en vez de invertir de una bendita vez en las inferiores? ¿Pagando sueldos y premios a jugadores del montón, que el año que viene en su mayoría no van a seguir? ¿Esa es la esperanza que le ofrecen a esta afición?
Son hace muchísimos años los culpables de que San Lorenzo no sea un club serio. Que se conforman con tener un club que «con tal de no descender a la B, esté todo bien; total, mejor que la mayoría estaremos, por ahí no nos da para pelearla hasta el final, pero ganando algunos partidos quizá maquillemos un poco la realidad». Porque cuando de verdad se propusieron a ascender lo lograron dos veces seguidas, de la B a Intermedia en 2017, y de Intermedia a Primera en 2018. Encima se logró un año de permanencia. ¿Qué nos pasó después? ¿Ya no da la nafta? ¿Hay que recuperar aquello que se invirtió para nada?
Entonces son tantas cosas que pasan que nos permiten dudar, a quienes somos malpensados, que realmente tengan como objetivo ascender a Primera. ¿Estos tipos de verdad quieren al club en Primera? ¿Y si no, por qué no lo dicen?
Después hay que pelear con lo que hay, te da el bolsillo para este tipo de jugadores y algo bueno hay que intentar sacar. Y ahí ya llevamos la responsabilidad al grupo de futbolistas, que son empleados del club y juegan como saben y todo bien. Pero algo de amor propio deberían mostrar, son tantos los jugadores con un interesante rodaje en el futbol paraguayo. ¿Vinieron al club para qué? ¿Para hacer algo más de platita antes de retirarse?
¿Y en dónde dejamos a nuestro entrenador en este ránking de responsabilidad? La más fácil es decir que no la tiene porque ya agarró el club en casi mitad de tabla. Pero el caso es que lo agarró Hugo Marcelo Ovelar, y lo hizo antes de finalizar la primera rueda, hizo que el equipo recuperara terreno y no supo hacer que lo sostenga. Tuvo la posibilidad de decir «este jugador me va a servir y este otro ya no». ¿Dejó a un equipo que estaba segundo, poniendo su moral por debajo de lo económico, para no ser responsable de lo que le está pasando al Rayadito? No, señor. Ovelar tampoco le está encontrando la vuelta a este mal momento futbolístico y lo más probable es que sea uno más de los tantos DTs en no terminar su ciclo con estos dirigentes saca técnicos.
¿Hay chances? Las hay. Matemáticamente las chances seguirán quién sabe hasta cuando, pero mientras las hayan seguiremos por esta nebulosa, donde ganas un partido pero dependes de que este le gane al otro, que el otro empate, que no haga tantos goles, cuando en realidad y ya en esta situación casi sin margen para el error, la derrota golpea más que lo que una victoria pueda aliviar.
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