El nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático aboga por un abandono total del carbón en 2050, entre otras medidas. En efecto, los expertos del clima piden un cambio en la manera de vivir.
Las temperaturas de la Tierra rebasarán un umbral crucial de peligro a menos que se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero más rápido de lo que los países se han comprometido a hacerlo, aseguró el lunes el máximo organismo de científicos climáticos, advirtiendo sobre las consecuencias de no tomar medidas, aunque también resaltó esperanzadoras muestras de progreso.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que el reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus iniciales en inglés) reveló «una letanía de promesas climáticas rotas» de parte de gobiernos y corporaciones, a los que acusa de alimentar el calentamiento global al aferrarse al uso de combustibles fósiles.
«Es un expediente vergonzoso que cataloga las promesas vacías que nos enfilan hacia un mundo inhabitable», declaró.
En el acuerdo climático de París en 2015, los gobiernos acordaron mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit) este siglo, con un objetivo ideal de 1,5 Celsius (2,7 Fahrenheit). Sin embargo, las temperaturas ya han aumentado en más de 1,1 grados Celsius (2 Fahrenheit) respecto a la época preindustrial, dando como resultado incrementos mensurables de desastres, como las inundaciones súbitas, calor extremo, huracanes más intensos e incendios forestales más prolongados, mismos que ponen vidas humanas en peligro y les cuestan miles de millones de dólares a los gobiernos.
«Limitar el calentamiento a 1,5 Celsius requiere que las emisiones de gases de efecto invernadero alcancen su pico a más tardar antes de 2025 y se reduzcan en un 43% para 2030», comentó.
Sería complicado alcanzar tal reducción sin que se implementen medidas drásticas en toda la economía, reconoció la comisión. Es más probable que el mundo rebase los 1,5 Celsius y luego necesite realizar labores para reducir nuevamente las temperaturas, como la remoción de enormes cantidades de dióxido de carbono —el principal gas de efecto invernadero— de la atmósfera.
Muchos expertos aseguran que esto es inviable con las tecnologías actuales, e incluso que si se pudiera lograr sería mucho más costoso que evitar las emisiones.
El reporte de miles de páginas no atribuye responsabilidad a algún país en específico. Pero las cifras muestran que buena parte del dióxido de carbono que ya se encuentra en la atmósfera fue liberado por naciones ricas que fueron las primeras en quemar carbón, petróleo y gas a partir del inicio de la revolución industrial.
El panel de la ONU indicó que el 40% de las emisiones que se han producido desde entonces provienen de Europa y Norteamérica. Al este de Asia, que incluye a China, se le atribuyen poco más del 12%. Pero China rebasó a Estados Unidos como el mayor productor de emisiones a nivel mundial a mediados de la década de los 2000.
Muchos países y compañías han utilizado recientes cumbres climáticas para presentar un panorama esperanzador de sus esfuerzos para reducir las emisiones, mientras siguen invirtiendo en combustibles fósiles y otras actividades contaminantes, aseguró Guterres.
«Algunos gobiernos y líderes empresariales dicen una cosa y hacen otra», declaró. «Para decirlo de manera más clara: están mintiendo. Y los resultados serán catastróficos».
Sin embargo aún hay esperanza, según el reporte.
Los autores destacan una gran variedad de maneras en las que el mundo puede enfilarse nuevamente al objetivo de los 2 grados Celsius, e incluso, y con grandes esfuerzos, regresar a los 1,5 Celsius, después de haber rebasado ese umbral. Esto podría requerir medidas como el retiro de CO2 de la atmósfera por medios naturales o artificiales, pero también mediante tecnologías potencialmente peligrosas como bombear aerosoles al cielo para reflejar la luz solar.
Entre las soluciones que se recomiendan están el rápido abandono de los combustibles fósiles para favorecer las energías renovables, como la solar y la eólica, la electrificación de los transportes, un menor consumo de carne, un uso más eficiente de los recursos y un apoyo financiero masivo a los países pobres que no pueden pagar estas medidas sin ayuda.
AP
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