Todo en la vida funciona a base de decisiones. Es verdad que algunas se nos han impuesto pero, en líneas generales, tenemos que estar día sí y día también eligiendo esto o lo otro. ¿Fresa o menta?, ¿a esta hora o a esta otra?, ¿frío o calor?, ¿carne o pescado?, ¿París o Londres?… Es decir, tomando decisiones constantemente.
Y aunque sea el pan nuestro de cada día, hay personas que sufren mucho a la hora de enfrentarse a ello. Tener indecisiones constantemente se conoce como aboulomanía y se trata de un desorden mental por el cual la persona se siente incapaz de tomar cualquier tipo de decisiones ante las situaciones que se le presentan en su vida cotidiana, con independencia de la magnitud o de la importancia que tengan.
Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos experimentado cierta inseguridad a la hora de tomar una decisión, sobre todo si esa decisión tiene un gran peso en nuestro futuro. Sin embargo, la aboulomanía va mucho más allá de la mera indecisión… Según Laura Rodríguez, de Psicólogos Madrid Cepsim , se trata de un problema que «incapacita a la persona en su día a día, impidiendo que tome cualquier tipo de resolución, desde las más complicadas a decisiones del día a día sobre las que generalmente no nos preocupamos, como por ejemplo qué comer, si llamo o no a alguien, entre otras».
Otro de los problemas que en general suele ser la «dependencia que provoca en quienes la padecen». «Al sentir incapacidad a la hora de tomar decisiones, es probable que deleguen en personas cercanas de su entorno limitando de esta manera su autonomía», comenta Laura Rodríguez.
¿A quiénes afecta?
Son diversas las causas que explican por qué a algunas personas les cuesta decidir más que a otras y, en muchos casos, una dificultad para decidir no es necesariamente problemática; por el contrario, incluso puede llegar a ser beneficiosa cuando la decisión es significativa para la vida de la persona y se hace necesaria una reflexión pausada.
«La dificultad para decidir tiene mucho que ver con lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y, sobre todo, con cómo se han construido nuestras inseguridades y miedos y con cómo nos evaluamos a nosotros mismos. Un estilo de crianza muy rígido donde el mundo exterior se concibe como un ‘lugar peligroso’ puede generar esta dificultad, ya que el niño, a través de este modelo, aprenderá a percibir lo novedoso como algo a evitar», cuenta la psicóloga, y continúa diciendo que el niño aprende e interioriza que debe cuestionarse todo y, al convertirse en una persona adulta, «siente que nunca puede estar seguro de las decisiones que toma».
Características de la aboulomanía
Cuando esto pasa, ya el adulto se ve con dificultades para decidir y las personas que padecen este desorden normalmente se sienten bloqueadas ante «cualquier dilema que se les presenta», con independencia de su trascendencia: qué compro, salgo o no a la calle, qué quiero comer, etc.
«Lo que diferencia a una persona con aboulamanía de una persona insegura para tomar decisiones es, fundamentalmente, la afectación que tiene la inseguridad en su día a día. La aboulomanía resulta paralizante y afecta a todas las áreas de la vida de la persona, es habitual que repercuta las relaciones sociales, laborales y familiares», indica Laura Rodríguez, que añade que la persona que sufre de aboulomanía, una vez toma una decisión, por liviana que pueda parecer, «se siente angustiada y entra en una larga y obsesiva rumia de pensamientos acerca de esa decisión y sus implicaciones». Esto muchas veces deriva en la evitación de toma de decisiones y la persona llega a delegar todo en otras personas, se siente incapaz de expresar su opinión e, incluso, puede llegar a aislarse para eludir cualquier tipo de responsabilidad.
Además, tal como señala la experta, en muchos casos la aboulomanía se detecta junto con otras problemáticas: ansiedad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo o dependencia emocional .
Superar la incapacidad de decisión
Para superar la aboulomanía es necesario conocer qué es lo que ha desencadenado esta patología. Es importante que la persona sepa qué es lo que subyace a esa incapacidad de tomar decisiones y cómo evitar la rumiación posterior una vez la decisión ha sido tomada.
A nivel general, es recomendable trabajar en que la persona pueda diferenciar aquellas decisiones que son significativas en su vida y cuáles no, empezar a tomar cierta autonomía en sus decisiones, mejorar su autoestima y realizar una exposición a la toma de decisiones, empezando por algunas más livianas para ir pasando a otras más importantes. También se trabajaría en la rumiación posterior a la que se enfrentaría la persona una vez adoptada una resolución. Además, si las relaciones sociales se hubieran visto afectadas a consecuencia de evitar de forma continuada la toma de decisiones también sería necesario trabajar en esta área.
Sin embargo, cada caso a nivel individual debe ser evaluado por un profesional de salud mental que pueda indicar el tratamiento más adecuado a seguir porque con frecuencia la aboulomanía, no aparece aislada sino que se presenta asociada con otras patologías. Por tanto, es fundamental acudir a un experto si se percibe alguno o algunos de los síntomas mencionados y estos incapacitan en el día a día.
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