TEL AVIV, Israel (AP) — Las parrillas estaban encendidas, había manteles extendidos en el césped y el humo de los crepitantes trozos de carne llenaba el aire. Como en años anteriores, los israelíes conmemoraron el Día de la Independencia con asados en los parques de todo el país. Generalmente, las fiestas están tan cerca unas de otras que no puede verse ni siquiera una brizna de pasto entre los manteles mientras la música tecno en hebreo resuena entre los árboles, proveniente de altavoces que parecen competir entre sí.
Pero este año, las fiestas del martes fueron más pequeñas y discretas, con muchos menos jubilosas, bajo la sombra de la guerra en Gaza e inmediatamente después de que el país conmemoró un emotivo Día de los Caídos en Guerras. Las familias luchaban con su deseo de celebrar el Día de la Independencia aun cuando el país enfrenta una agotadora guerra y una de sus pruebas más difíciles en décadas.
«Para nosotros, es importante mostrarle a Hamás que somos fuertes y que nuestro país es importante para nosotros, y que aún salimos y vivimos nuestras vidas», dijo Shiri Simon, programadora informática de la ciudad ultraortodoxa de Bnei Barak. Pero el pensamiento de los más de 100 rehenes que aún permanecen en Gaza, junto con los restos de 30 más, y de los soldados caídos y lesionados durante la guerra en curso, nunca estuvo lejos de su mente. «Ambas cosas pueden coexistir. No se contradicen necesariamente», dijo.
Unas 1.200 personas fueron asesinadas en Israel en la incursión transfronteriza de Hamás el 7 de octubre, cuando miles de milicianos arrasaron bases militares y pequeñas comunidades en el sur de Israel, cerca de la frontera con Gaza. El ataque desencadenó la guerra, que actualmente está en su séptimo mes, y en la que han muerto más de 35.000 palestinos, la mayoría mujeres y niños, según las autoridades locales de salud.
Simon dijo que, para ella, es importante mantener las tradiciones del Día de la Independencia para sus hijos, preparar en la parrilla las salchichas que tanto les gustan y pasar el día juntos, en familia. Las diferencias de este año fueron evidentes, dijo, desde la ausencia de los fuegos artificiales hasta el parque casi vacío.
«Nada se siente realmente independiente aquí en este momento. Pasé cuatro meses y medio luchando en Gaza, nuestros rehenes no han vuelto a casa, las personas aún no están en sus hogares, mataron a tantas personas, civiles y soldados», comentó Tom Sharlo, de 29 años, reservista de una unidad de tanques de combate del ejército israelí, mientras preparaba filetes para su familia. «Lo que hacemos es ponernos una máscara y decir ‘todo está bien’, pero en realidad, nada está bien», dijo.
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