Es común escuchar a muchas personas hablando sobre cómo se debe abolir la pasta a la hora de entrar en un régimen saludable de alimentación, en aras de lograr el tan anhelado peso ideal, que varía de acuerdo a la contextura, la genética y la edad de cada persona. Sin embargo, este alimento no es un enemigo a la hora de alimentarse bien y son varias las razones que lo respaldan para seguir enamorando paladares sin afectar la salud de quien lo disfruta.
En primer lugar, hay que aclarar que hay tantos tipos de pasta como estrellas en el cielo y esto es un punto importante a la hora de comer este alimento de forma consciente, porque este en sí mismo puede aportar mucho a la tabla nutricional que se necesita a la hora de bajar peso o mantener una figura saludable.
«Las pastas más saludables son aquellas elaboradas a base de harina integral como principal ingrediente, a diferencia de las que están elaboradas a base de harinas refinadas con agregados de salvado, que son altas en azúcares refinados, con menor cantidad de fibra, minerales y vitaminas», expresa Laura Parada, nutricionista de Slow Life House.
Entonces, de acuerdo con el objetivo que se tenga a través de la alimentación es que se debe elegir la pasta apropiada para complementar la dieta, dejando claro que sacar este tipo de carbohidratos no es una opción, pues en sí mismo puede haber alrededor de 38 gramos de carbohidratos, 7,7 de proteínas y 0,6 de grasas en una taza de pasta, así le empezamos a quitar el estigma a este ingrediente de que solo «engorda».
Entre las opciones que hay para elegir una buena pasta están: pastas de arroz integral, de legumbre, de trigo sarraceno, de espelta integral, de quinoa o pasta konjac.
«Una buena pasta natural, cocida al dente, con una simple verdura, una salsa ligera o un buen aceite, es más que suficiente», afirma la psiconutricionista Itziar Digón, argumentando que uno de los pecados de la pasta es que es acompañada por un montón de ingredientes que aumentan su carga en grasas y demás, lo que sí la hace complementar un plato no tan saludable, por eso es bueno saber cómo combinarla para que al final quede más del lado saludable.
Las verduras son un ingrediente que pocas veces se les añade a las pastas, pues se tiene la concepción que solo la proteína y las salsas son las permitidas a la hora de comer el dichoso ingrediente «italiano». Tanto las verduras como las hortalizas también agregan un grado de grasa nutricional bueno para acompañar las pastas y en caso de necesitar una salsa, las veganas son una buena opción para reducir cualquier tipo de exceso, pues estas son preparadas, en su mayoría, con ingredientes frescos, altos en proteínas alternas y muy saludables como frutos secos, yogures y aceites vegetales.
Ahora, las porciones también son claves a la hora de comer, pues al final no es qué tan malo o bueno sea el alimento que se tiene en el plato, es qué tanto se consume y con la pasta se cumple a rajatabla. Aunque no hay una fórmula exacta de cuánto se debe servir, pues cada organismo es distinto, la doctora Paula Rosso afirma que 100 gramos de pasta por porción estaría aportando «un máximo de 75 gramos de hidratos de carbono que proporciona unas 300 calorías, cantidad importante pero no excesiva, ya que representa aproximadamente el 15 % de las necesidades de una persona que desarrolle una actividad normal con algo de ejercicio físico».
La idea es evitar acompañar las pastas de preparaciones con mucha mantequilla, salsas de tomates u otros ingredientes ultraprocesados con altos niveles de azúcares refinados y aditivos, y lo importante es que se deje volar la creatividad a la hora de cocinar, pues cada quien, con elementos saludables, puede preparar un manjar digno de dioses.
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