Durante la homilía de la misa central, el obispo de San Lorenzo, monseñor Joaquín Robledo, se centró en la violencia que actualmente vive la sociedad e instó a las familias «a una profunda conversión personal». En ese contexto, hizo énfasis en la importancia de «educar».
Como cada 10 de agosto, el obispo Joaquín Robledo comenzó hablando de San Lorenzo, diácono y mártir, de quien dijo que «sembró con generosidad el Evangelio y cosechó abundantemente», y lo definió como un «modelo de la vida cristiana»: «San Lorenzo nos indica el camino de la solidaridad y el amor. El camino de la auténtica alegría y de la felicidad. Es el camino de Jesús que pasó sirviendo a los necesitados, liberándolos de sus dolencias y esclavitudes».
Joaquín Robledo puso especial atención a la violencia que se desata actualmente en la sociedad. En ese sentido, pidió a la familia «una profunda conversión personal viviendo los valores del Evangelio».
«Educar quiere decir amar, formar la personalidad de esa tierna plantita que es el niño para que según su edad vaya forjando una personalidad fuerte y libre conforme a la ley natural y a la verdad del Evangelio», sostuvo.
Por otro lado, recordó que «desde sus orígenes Dios nos creó a su imagen y semejanza, es decir, varón y mujer. Dios nos creó para vivir en el amor y para dar vida, para educar y respetar la vida». «Esa es la única familia, no hay otra», concluyó.
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